Repetir en Neurocirugía: Cuando Lo Que Se Heredó Se Vuelve Costumbre Sin Conciencia
Repetir no es malo en sí. Toda técnica se perfecciona con repetición. Toda formación requiere práctica. Pero cuando se repite sin pensar, sin revisar, sin escuchar… el oficio se vacía. Y la neurocirugía se convierte en un ritual sin alma.
¿Qué se repite sin darnos cuenta?
- Frases de jefes antiguos que ya no creemos… pero seguimos diciendo.
- Dinámicas de enseñanza basadas en miedo, porque “así aprendimos”.
- Estilos quirúrgicos que no se adaptan al caso, al paciente, al tiempo.
- Estructuras de poder que ya no tienen sentido, pero “así se hace aquí”.
- Actitudes de dureza emocional que solo esconden lo que dolió… y no se nombró.
Por qué se repite
- Por inercia.
- Por miedo a cambiar lo que funciona técnicamente.
- Por comodidad.
- Porque nadie nos enseñó a pensar el oficio: solo a reproducirlo.
Lo que se pierde cuando solo se repite
- El pensamiento crítico.
- La autenticidad del vínculo con el paciente.
- La capacidad de ver lo que está cambiando.
- La posibilidad de enseñar desde la evolución, no desde la imitación.
Repetir ≠ integrar
- Integrar es comprender, reelaborar, elegir conscientemente.
- Repetir sin conciencia es copiar sin mirar.
- Lo integrado transforma.
Lo repetido sin revisión, se convierte en error estructural.
Cómo salir de la repetición inconsciente
- Preguntarse: “¿por qué hago esto así?”
- Escuchar al que llega nuevo: a veces ve lo que uno ya no puede ver.
- Atreverse a cambiar lo que funcionó… si ya no funciona.
- Dejar que la experiencia sirva de guía, no de cárcel.
Conclusión
Repetir sin pensar es la forma más silenciosa de perpetuar lo que ya no sirve. Y en neurocirugía, donde lo aprendido se convierte en herencia, repetir con conciencia es formar. Pero repetir sin conciencia… es deformar. Por eso esta obra existe: para que no repitamos sin mirar. Para que pensemos. Para que cuidemos.