💼 El Oportunista Amable
Simpático pero vacío. Listo, pero no sabio. Asciende en el sistema siendo inofensivo y útil. Lo mueven el reconocimiento y el dinero, no el propósito. Evita la profundidad. Evita la disrupción.
Cae bien a todos. No lo sigue nadie.
Ni habla bien, ni dice nada. Y cuando algo sale bien, parece que lo ha organizado él — pero lo organizó otro.
Vive como un parásito de iniciativas ajenas. Se arrima al mérito, pero no lo produce.
Leal a su familia, no a la profesión.
La fama y el dinero: sus verdaderos pacientes.
🧠 ¿De dónde viene?
De una ambición sin alma. De años navegando instituciones donde ser agradable era más seguro que ser honesto.
Fue infravalorado, incluso humillado — y nunca lo olvidó.
Pero no contraatacó — se adaptó.
¿Su resentimiento? Cuidadosamente disimulado tras una sonrisa.
¿Su ascenso? Una venganza larga y silenciosa.
Aprendió que el encanto es moneda. Que la convicción es opcional. Que si uno es útil, nadie pregunta en qué cree.
Y sí — es capaz de traicionar a cualquiera si eso lo hace escalar. Como dice el refrán: *“Dame pan y llámame tonto.”*
⚠️ ¿Qué consecuencias tiene?
- Convierte los servicios en escaleras de reputación
- Disuade las opiniones fuertes, premia el ruido complaciente
- Atrae a quienes valoran el barniz, no el principio
- Hace que el carrerismo parezca colaboración
- Crea sistemas llenos de tolerancia — pero vacíos de coraje
- Se apropia del trabajo de los demás sin crear nada propio
❌ Tipo de deshonestidad: Éticamente deshonesto No miente con palabras. Miente con su alineamiento. Un espejo de lo que el sistema recompensa.
🧠 Conclusión *No quiere sanar. Quiere ganar — en silencio.* Y las cicatrices que esconde son, en el fondo, las que más lo definieron.