El MIR frente al espejo: lo que el sistema de neurocirugía en EE. UU. ya ha entendido

Juan Sales-Llopis

Neurocirujano



Un estudio reciente publicado en el Journal of Neurosurgery (Chung et al., 2025) 1) ha confirmado lo que muchos intuíamos: cuando se permite a los futuros residentes expresar preferencia real por ciertos hospitales, el proceso de selección se vuelve más eficiente, más humano y más alineado con las expectativas de ambas partes. El sistema estadounidense, mediante el uso de preference signaling, está evolucionando hacia una selección clínica con sentido.

En España, mientras tanto, seguimos apostando por una fórmula antigua y rígida, que reduce a los futuros médicos a un número en una lista. Un número que lo decide todo, incluso cuando ambos —hospital y candidato— se han buscado, se han encontrado, pero no pueden elegirse. Porque el sistema no se lo permite.

La evidencia ya está aquí: señales que sí importan El estudio liderado por Chung y colaboradores analizó datos de más de 400 candidatos a neurocirugía entre 2017 y 2024 en EE. UU., antes y después de la implementación del preference signaling. Los resultados fueron claros:

Los candidatos que utilizaron señales enviaron menos solicitudes, pero consiguieron más entrevistas relevantes.

La tasa de éxito al enviar una señal fue del 54% para los que obtuvieron plaza, frente al 19% de los no seleccionados.

La eficiencia del sistema mejoró notablemente cuando las señales aumentaron de 8 a 25 por candidato.

La idea es sencilla: si los aspirantes pueden mostrar de forma estructurada a qué hospitales les gustaría ir, los programas pueden responder de forma más alineada. Es un sistema que escucha y actúa.

El contraste doloroso: el sistema MIR El MIR permite entrevistas y visitas a hospitales. Pero esas entrevistas, aunque enriquecedoras, carecen de valor oficial si no van acompañadas de una nota suficientemente alta. Es decir, puedes encajar perfectamente con un equipo, demostrar tu motivación, compartir valores y objetivos… y aún así no tener opción real a esa plaza si tu número no alcanza.

El proceso ignora activamente la afinidad clínica. No permite que el hospital valore al candidato. Ni que el candidato refuerce su interés más allá de la elección final. Es un sistema que no sabe escuchar, aunque a veces simule hacerlo.

La falsa neutralidad de una meritocracia numérica Muchos defienden el MIR por su supuesta “justicia objetiva”. Todos compiten bajo las mismas condiciones, con el mismo examen. Pero esa objetividad es engañosa. Porque el MIR no selecciona médicos: ordena notas. Y las notas no reflejan ni la vocación, ni la madurez, ni la afinidad con un entorno clínico determinado.

Mientras en otros países se avanza hacia modelos híbridos que combinan mérito académico con interés mutuo, en España mantenemos una fórmula basada en la indiferencia mutua. Como si todo lo que ocurre antes del número de orden fuese irrelevante.

El riesgo de seguir anclados en lo predecible Los hospitales reciben residentes que no han elegido realmente estar allí. Y los médicos jóvenes comienzan su formación en entornos que quizá no conocen ni desean. Todo por no haber obtenido ese número “clave” que, en realidad, ni el hospital ni el candidato pueden controlar ni modificar con sus actos.

Este modelo crea frustración, desmotivación y desperdicio de talento. Pero lo más grave es que ya existen alternativas racionales y probadas. El sistema estadounidense está demostrando que se puede mejorar sin renunciar a la equidad. Basta con reconocer que el interés personal también importa.

Una reforma urgente, posible y necesaria No se trata de abolir el examen MIR. Se trata de reconocer que la nota no lo es todo. El interés recíproco, la motivación y el encaje profesional también deben formar parte de la ecuación.

Señales de preferencia, como en el sistema estadounidense.

Entrevistas con peso regulado.

Participación real de los hospitales en la selección.

Es hora de admitirlo: el sistema MIR no está roto, pero está mudo. Y en un entorno que exige colaboración, equipo y comunicación, el silencio administrativo no puede seguir siendo nuestra única herramienta de selección.


1)
Chung RS, Cote DJ, Briggs RG, Shah I, Lin M, Kang KM, Tang-Tan A, Gomez D, Cavaleri J, Mihalic AP, Liu JC, Giannotta SL, Mack WJ, Zada G. A new era in neurosurgery residency applications: the impact of preference signaling on the neurosurgical match. J Neurosurg. 2025 Jul 18:1-13. doi: 10.3171/2025.3.JNS2583. Epub ahead of print. PMID: 40680308.
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  • Last modified: 2025/07/19 06:51
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