La Prioridad 3 corresponde a pacientes con patologías neuroquirúrgicas estables, sin evidencia de riesgo vital o neurológico inmediato, ni signos de deterioro clínico progresivo.
Aunque la cirugía está indicada para mejorar síntomas o prevenir complicaciones a largo plazo, la intervención puede programarse a medio plazo sin comprometer la seguridad inmediata del paciente.
📌 Reevaluar clínicamente si hay cambios en la sintomatología mientras el paciente está en lista de espera.
📌 Informar al paciente sobre signos de alarma que deben motivar consulta precoz.
📌 No demorar innecesariamente la cirugía más allá de los 90 días salvo causa justificada documentada.
📌 Si durante el seguimiento el paciente presenta empeoramiento clínico, debe ser reclasificado a Prioridad 2 o 1, según el caso.