Influir es provocar un cambio en la forma de pensar, actuar o decidir de otro, de manera directa o indirecta. En neurocirugía, donde cada gesto tiene un peso simbólico y cada palabra puede marcar trayectorias, influir no es opcional: es inevitable.
Influir es inevitable. Lo importante es elegir qué tipo de huella dejamos. Porque en neurocirugía no se enseña solo con bisturí ni con libros: se enseña con presencia, con palabra, con mirada. Y cuando uno se da cuenta de eso… la forma de estar ya es parte de la cura.