El aprendizaje no termina cuando se obtiene el título, ni cuando se alcanza el cargo, ni siquiera cuando se domina la técnica. En neurocirugía, aprender es una actitud permanente, no un periodo formativo. Y quien deja de aprender, deja de ver, de dudar, de escuchar… y, poco a poco, de cuidar.
Aprender mientras se enseña… es transformar.
Aprender no es una etapa: es una forma de estar en la neurocirugía. No basta con operar bien. Ni con ser admirado. Ni con tener razón. Hay que seguir aprendiendo. Del paciente, del error, del residente, del cuerpo, del silencio, de uno mismo. Porque allí donde un cirujano deja de aprender… empieza el personaje. Y termina la persona.